jueves, 4 de noviembre de 2010

La familia árabe

Sí, extraño título. Es una anéctoda simple, corta, pero me gusta recordarla, ya que me gustaría poder comportarme así siempre. Estaría bonito que así lo hiciésemos todos.
Anteriormente, ya he mencionado ese espléndido verano etílico que nos tiramos en Pequeña California. Ocurrió en ese mismo verano que, de camino a nuestro paraíso desolado, yendo en moto, como siempre, nos cruzamos con un coche que nos pitó. Nos acercamos. Era una familia árabe, un padre, una madre, y una pequeña muchachita. El hombre, con cara de bonachón, nos preguntó que hacia dónde debía dirigirse para ir hacia Jerez. Bueno, estábamos en la Jara y, para el que no lo sepa, la Jara se encuentra en la punta opuesta de la salida de Sanlúcar, por donde debían salir para ir hacia Jerez. Era imposible explicarle, desde donde estábamos, cómo llegar a aquel lugar. Así que, sin pensarlo demasiado, a lo loco (que es como salen las mejores cosas) decidimos, en dos segundos, acompañarlos hacia el lugar donde debían ir. Le dijimos "síganos usted con el coche", y les condujimos hacia la salida de Sanlúcar. Cuando llegamos, y ellos debían proseguir su camino, nos pitaron varias ocasiones y, la familia al completo, nos dedicó un saludo con la mano.
En fin, una bonita historia. Lo que es seguro, es que esa familia se llevó una buena imagen de los sanluqueños. Nos vemos.

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